Nuestra Espiritualidad

Nuestra vida tiene una clara raíz franciscana, por lo que las actitudes de pobreza, sencillez y austeridad que caracterizaron a Francisco de Asís son norma para nuestra vida.

Además, consideramos un aspecto fundamental la vida en fraternidad, desde un trato entrañable y una estrecha colaboración entre las Hermanas. Este es nuestro principal distintivo, pues así lo quiso el P. Luis Amigó “todas se llamarán Hermanas”, sin distinciones y poniendo en práctica la “obediencia caritativa” de unas y otras.

Compartimos la vida y la fe en pequeñas fraternidades al estilo de la Familia de Nazaret a la que tenemos como modelo y patrona, haciendo realidad en lo cotidiano el sueño de nuestro P. Fundador: ”Debéis procurar haya entre vosotras una íntima unión pues en ello está el secreto de la fuerza”.

Nuestra vida se caracteriza por la alegría, la sencillez en nuestras relaciones, en la acogida y hospitalidad y la confianza en la providencia de Dios, actitud característica de nuestro Padre Fundador.

En oración ante el Señor

La vida de fe se alimenta en la Eucaristía, centro de nuestra vida personal y comunitaria, en la constante escucha de Palabra de Dios, la oración litúrgica, en una relación personal con Jesucristo como Centro y Señor de la Historia, que nos hace ver con mirada contemplativa nuestro mundo y estar atentas a los signos de los tiempos.

La figura de María es central en nuestra espiritualidad e ilumina la vivencia gozosa de nuestra consagración. En ella encontramos el modelo de respuesta a la llamada del Señor.

 

 

 

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