Santa Isabel de Hungría, patrona de la Tercera Orden de San Francisco

Mujer con un sentido profundo para la misericordia y la justicia


Santa Isabel de Hungría, cuya fiesta celebramos el 17 de noviembre, es una mujer que destaca en lo que respecta al tema de la «Misericordia». Las leyendas de su vida hablan de su preocupación por los pobres. Ella supo contemplar, encontrar y socorrer a Cristo nuestro hermano pobre y sus hermanos queridos, los pobres y pequeños del mundo. Así fundó varios hospitales, donde personalmente atendía, curaba, limpiaba a los enfermos más repugnantes.
Pero ella es más que una hermana de los pobres. Tiene un gran sentido para la justicia. Un mundo de justicia es también un mundo de misericordia. La misericordia puede aliviar los efectos de la injusticia, pero no puede reemplazar a la justicia.(cf. Heribert Arens OFM, Gerechtigkeit statt Almosen)
Debido al sistema feudal de este tiempo, los agricultores tenían que entregar una gran parte de su cosecha al señor feudal o al soberano, por lo que a menudo no tenían suficiente para alimentarse. Es por eso que Isabel se niega a comer alimentos que procedían de circunstancias injustas. Así una leyenda cuenta:
Una vez Isabel preguntó a su esposo Ludwig: «Hermano mío, por favor permíteme a mí y a mis sirvientas que ya no tengamos que comer todos esos alimentos y bebidas en nuestra mesa que han sido robados o privados de los pobres.» De mala gana, Ludwig se lo permitió a ella y se comprometió a dar a los administradores las órdenes necesarias. «A mí también me gustaría abstenerme de la propiedad robada, si no tuviera que temer causar enojo y calumnias en la corte», le dijo en confianza. (cf. Declaraciones de las cuatro doncellas nn. 25 y 37)
De ahora en adelante, Isabel se adhirió estrictamente a su resolución de no hacer uso de los ingresos cuestionables del Landgrave. Nunca tocó nada que pudiera provenir de impuestos y corporaciones injustos. Cuando le servían algo sobre lo que tenía dudas, inicialmente solo fingía comer para no exponer a Ludwig ante los otros caballeros y clérigos.
Una comparación con el sistema económico actual es obvia: Isabel se negaría a comprar productos que provengan de condiciones de producción de explotación y apoyaría el comercio justo.
En este sentido, Isabel ya actuó “políticamente” en ese entonces. En la medida de lo posible, hizo campaña por condiciones de vida justas para todas las personas. Practicó lo que llamamos en términos modernos la conexión entre “mística y política”.
El Papa Bendedicto XVI decía: “en la figura de Santa Isabel vemos que la fe y la amistad con Cristo crean el sentido de la justicia, de la igualdad de todos, de los derechos de los demás, y crean el amor, la caridad…”(Benedicto XVI audiencia general del 20 de octubre de 2010)
                                               Equipo Provincial de JPIC Hna. Justa Osma y Ursula Leuffen
 

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